Opinión | Habrá mano dura y sorpresiva contra evasores fiscales
- Joel Gomez Cruz
- 15 feb 2020
- 2 Min. de lectura

No hace falta consultar una pitonisa para prever que en el segundo trimestre de este año las denuncias ante los organismos protectores de los derechos humanos comenzarán a presentarse con una curiosa regularidad y naturaleza idéntica. Las personas protestarán por haber sido puestas en prisión preventiva sin previo aviso por evasión fiscal.
Lo que ocurre es que entre abril y mayo la Secretaría de Administración Tributaria va a emitir órdenes de aprehensión a quienes se les atribuya falta de contribución o emita facturas falsas.
Puede sonar alarmante el hecho de que se abra una carpeta de investigación por este delito y proceda una detención sin previo aviso, como si se tratara de algún criminal que ponga en peligro la seguridad nacional, pues resulta que no pagar impuestos está tipificado como un acto de delincuencia organizada, eso sí, solo si el faltante es de mínimo 7.5 millones de pesos.

Podría pensarse que la mayoría de los mexicanos no tendremos que preocuparnos por esta medida: es difícil pensar que una persona promedio haya podido hacer trampas con sus impuestos por el tiempo suficiente como para adeudar semejante cantidad. No obstante, a quienes esta ley va a afectar realmente es a inversionistas y empresarios mexicanos. Ya lo comentó alguna vez el expresidente del PAN, Diego Fernández de Cevallos en una entrevista con Sergio Sarmiento:
“Esta medida no estimula la inversión, no da confianza y genera un ambiente de zozobra en para cualquier ciudadano”
Entre aquello que me resulta deplorable con esta ley aprobada desde septiembre del año pasado por la cámara de senadores, se encuentra la idea de que todo el comercio informal, que ofrece trabajos sin prestaciones básicas y que en muchos casos invade de manera horrible el espacio público, como banquetas, parques y calles, siga operando impunemente y sin ninguna responsabilidad fiscal.
El verdadero crimen organizado pondría al gobierno en una posición muy incómoda si este aplicara medidas contra ellos tan despiadadas como las que aplica a los civiles que tratan sobrevivir en México. No pretendo que parezca que estoy en contra de pagar impuestos, ya que son fundamentales para el desarrollo de una nación, pero las personas notan que toda la clase política tiene sueldos millonarios pagados con dinero del pueblo. El Estado sufre arrebatos de depreciación presupuestal y está optando por castigar severamente a los evasores, en lugar de facilitar los impuestos.
Se vuelve cada vez más fácil y cómodo lo informal, para muchos es más viable poner un puesto en unas segundas que comerciar formalmente, declarando ante el SAT; tiene sentido que para todos aquellos que viven como reyes gracias al presupuesto del país sea un peligro para la nación la evasión fiscal.
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