Opinión | Ciudad Juárez: entre el fuego y la violencia
- Jesús Castro
- 6 nov 2019
- 3 Min. de lectura
El fuego de cuatro camiones y algunos vehículos más interceptados e incendiados en diversas partes de esta ciudad fragmentada, abandonada y dividida, y las luces de las patrullas de los cuerpos policíacos iluminaron esta madrugada la oscuridad que desde hace mucho tiempo impera en nuestras calles. En los medios tradicionales se habla de al menos 16 vehículos.
Por la mañana circularon escenas de muerte, fuego y cenizas que contrastaron con las solas calles serenas en la oscuridad. Las cifras son terribles: tuvieron que morir al menos siete personas para que de nuevo las calles tuvieran algo de luz. Y como de costumbre, la respuesta de los tres niveles de gobierno era de esperarse… Las condolencias del presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobernador Javier Corral todavía culpando a los Duartistas de crear un ambiente de inseguridad y el independiente de Armando Cabada pidiéndole a su pueblo que “haga su vida normal” tras todo lo ocurrido; hasta el fascista más humanitario Donald Trump se mostró preocupadísimo por el poder que los cárteles de drogas alcanzaron con sus armas made in USA.
"Tenemos que dar una respuesta contundente a este acto de irracionalidad, de desprecio por la vida que tanto nos ha consternado, por el nivel de irracionalidad con que han actuado estos grupos delincuenciales” Javier Corral
Excelente que el gobernador tenga claro que se debe dar una respuesta a las masacres que hemos visto con mayor frecuencia cada vez, pero ¿Qué hay de su indiferencia hacia la vida? Y es que, parece que sólo entenderá cuan valiosa es la vida cuando uno de los masacrados sea alguno de sus seres más queridos. Los ciudadanos deben comenzar a plantearse qué hacer con aquellos políticos que mandan condolencias pero que no tienen el más mínimo respeto y dolor por las pérdidas humanas durante su mandato.
Quizá pensarían diferente si hubiesen recibido quemaduras en los brazos y la cara porque alguien simplemente llegó a prenderle fuego a la unidad en la que se transportan para sobrevivir en una ciudad donde la pobreza y la muerte están en permanente asecho. Preferiría creer en las mentiras de Corral llenas de cinismo y que todo esto es una invención… una pesadilla. Pero no es así. Como una partida de ajedrez sin estrategia o cuya estrategia es la retirada, somos espectadores de una violencia que desde hace mucho fue anunciada. Pues es la misma pobreza que tenemos en común la que ha puesto a nuestras autoridades al lado de los asesinos y a nosotros mismos a merced de las garras del tráfico de drogas. Estamos contra la pared: morimos por las balas o entre fuego. Vemos cada día un sacrificio vano por la supervivencia. Las personas a menudo ponen sus vidas en juego con tal de salir de la miseria, o simplemente por salir a divertirse. Ninguna estrategia de gobierno acabará con la pobreza, pues esta es necesaria para que el sistema mismo se mantenga.
Hace mucho tiempo que nuestra ciudad está de luto, por aquellos que salieron al trabajo o alguna fiesta y ya no regresaron, por aquellos que tuvieron la desgracia de atravesarse en el camino de las balas, de aquellos que murieron en el desierto huyendo de esta situación, de aquellos que aún no son encontrados. El negro de las calles refleja la vida de miles de juarenses que ya no saben que esperar.
Lo sucedido en los últimos días sólo muestran una imagen similar de diferentes proyectos que nos han vendido como solución a los problemas. Ni los abrazos que manda el presidente a los afectados por la violencia, ni Corral en su incansable cacería del exgobernador Cesar Duarte han servido de algo; no se diga del Juárez nocturno que implementó Cabada para que nos viéramos obligados a pagar millones por el alumbrado público.
“Hay gente que tiene otros intereses y no podemos obligarlos a que se deshagan esos intereses” Armando Cabada
Argumentó el presidente municipal culpando a otros partidos de echar a bajo el alumbrado que nos costará 5 mil 900 millones de pesos. Total, seguimos pagando esos millones en impuestos, pero seguimos sobreviviendo entre la sombra. Algo que varió en estas últimas oleadas de violencia donde si se vieron luces, pero luces que los juarenses ya sabemos que implican un asesinato. Nadie quiere ver los colores azul y rojo por su casa ni mucho menos vehículos encendidos.
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