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Conciencia Social | Nosotros los puritanos

  • Foto del escritor: Jesús Castro
    Jesús Castro
  • 13 ago 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 19 abr 2021

“Entonces la sexualidad es cuidadosamente encerrada. Se muda. La familia conyugal la confisca y la absorbe por entero en la seriedad de la función reproductora. En tomo al sexo, ¡silencio!, dicta la pareja legítima y procreadora mientras se impone como modelo”.

- Michel Foucault


En 2017, el porcentaje de personas lesbianas, gay y bisexuales en México era de 1.9% según INEGI | Fuente: lamenteesmaravillosa.com

En estos días pandémicos bajo el asecho de una peste que sólo parece persistir tras una primera ola interminable de contagios, es momento para reflexionar y acabar con las patologías que sí podemos atacar. Aquellas que tanto han afectado nuestra voluntad de saber que han estado tanto tiempo arraigadas en nuestro ser. Esas cuyos síntomas sólo han mitigado un poco al paso de los siglos gracias a las constantes luchas sociales. Me refiero a los prejuicios y al miedo a lo que se sale de una norma establecida. Tras estas barreras del conocimiento, se esconde uno de los aspectos en los que la vida de todas las personas se dirige: la incesante búsqueda hacia el placer y todo aquello que nos atrae. Por esto me refiero, a la sexualidad.


Las consecuencias de una educación sexual trasmitida a través de discursos que pretenden ser decentes provocan que hasta las maneras de encontrar placer por otras formas deban pagar las consecuencias de no permanecer en silencio. Pero una cosa es segura: las manifestaciones sexuales diferentes han persistido, y seguirán en práctica en los rincones más oscuros de los suburbios bajo la mirada ciega de una sociedad conservadora y puritana. La sexualidad es tan central para nosotros, que todo el tiempo somos vigilados mientras vigilamos.


Juaritos city no es la excepción

Desde el 2018. Hubo un aumento de la prostitución debido la llegada de miles de migrantes a la frontera y la escasez de empleos | Fuente: cubanosporelmundo.com

Es sábado a las 12 de la noche y las personas del desierto abundan en las calles del moribundo centro, pese a enfrentar una de las peores crisis sanitarias desde marzo. Las leyes en contra de la venta de alcohol después de las 6 de la tarde, el consumo de drogas y la prostitución siguen al servicio de todos; incluidas las llamadas fuerzas del orden. El deseo por no seguir las reglas no ha cesado desde que todos estamos confinados. En estos entornos sólo abunda el peligro, pues narcotraficantes, policías corruptos y asaltantes yacen en las calles de la ciudad en la penumbra a consecuencia del proyecto “Juárez Iluminado”.


Son muchos los factores que hay detrás de este entorno, pero al contemplarlo, sólo me recuerda un plantemiento de aquél arquélogo de los saberes conocido como Michel Foucault: “si las sexualidades diferentes que no están orientadas a la reproducción persisten, serán en los burdeles o manicomios”.

La sexualidad está al servicio de la burguesía y si no se limita solamente a la reproducción, se hace negocio a través de estos espacios en los que dichos comportamientos sexuales acontecen ante la mirada de las autoridades y visión limitada de los individuos respecto a la sexualidad.

Sin embargo, los abusos que sufren las personas que ejercen algún trabajo sexual tienen que ver con un entorno social en donde se busca explotar a quienes lo ejercen debido a que los seres humanos son vistos como un producto de mercado. Es un mercantilismo brutal y no la diversidad sexual lo que está detrás de estos contextos. No son las prácticas sexuales, sino todo aquello que está sobre la voluntad de los cuerpos ajenos lo que se debe combatir.


Los actos de violencia no son contemplados por la sexología como relaciones sexuales

Manifestación contra la trata de personas | Fuente: eleconomista.com.mx

Fenómenos sociales como la explotación o la violación de los cuerpos no son actos contemplados por la sexología, pues se trata de un acto de dominación y posesión, producto de un sistema que mercantiliza y exhibe a los cuerpos como un producto.


En una entrevista para la BBC, Rita Segato, escritora, antropóloga y activista feminista menciona que la violación es un acto moral y que el sujeto que viola es la autoridad, pues se siente dueño del cuerpo de la víctima y la atrapa en su cuerpo. Agrega: “más que una persona, eres un cuerpo”.


Al respecto, Juan Álvarez-Gayou, fundador del IMESEX, menciona: “contrariamente a lo que se cree, incluso en medios profesionales, la violación no es un acto en el que predomine la motivación erótica o sexual, se trata de un acto en el que las dos motivaciones predominantes son el ejercicio del poder y/o la expresión de ir (…) La sexualidad erótica y los genitales únicamente son el instrumento para ejercer poder o expresar ira”.


Por tanto, los movimientos a favor de las diversidades sexuales no buscan legitimar los abusos de poder, en cuyo contexto machista y misógino es la mujer quién más padece de estos actos: se busca igualar derechos que históricamente han sido negados a las minorías, pero no la justificación del atropello de derechos.


En otros entornos como las escuelas, los alumnos han dejado de lado las pláticas triviales para hablar de sexo. Si no pueden poner en práctica sus deseos, buscan liberarse a través de las palabras, pero no comprenden las consecuencias de una formación discursiva y calificativa y temen por la intolerancia al grado que no son capaces de atacarla; sólo soportarla.

Es importante luchar por una educación sexual libre de prejuicios y con una visión compleja y no censurar la información como lo planean los anti derechos por excelencia con su famoso “pin parental”, pues se deben diferenciar las prácticas sexuales de los abusos. Son fenómenos con un trasfondo diferente. Los conservadores, eternos perdedores, buscan censurar lo que no es semejante y contribuyen a la ignorancia y normalización de la violencia en las relaciones afectivas, pues pelean contra el conocimiento. pero un acto no consensuado no es un acto sexual. Hay que destruir este puritanismo propio de la edad oscura y conocer para proteger. La ignorancia mata y el conocimiento libera, mientras el puritanismo enferma.



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