Molotov y la normalización de la homofobia en México
- Alex González
- 2 ago 2020
- 4 Min. de lectura
"Puto" ha sido una canción que nos ha hecho cantarla a
todo pulmón por años, pero ¿Será este el momento para dejar este tema en el pasado?

Hace unos días, el usuario @JotaC43 publicó en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje:
Su comentario fue el detonante de una serie de debates en diferentes redes sociales. Las discusiones se centraron principalmente en la novena canción del álbum ¿Dónde Jugarán las Niñas? Debido al uso que se le da a la palabra “puto”.
Hay personas convencidas de que esta expresión no tiene una connotación despectiva para la comunidad LGBTTTI. Según la Real Academia Española (RAE) no es estrictamente necesario que sea algo peyorativo, sin embargo, depende de cómo se emplee. Puede ser utilizada de las siguientes maneras:
Como calificación denigratoria. Me quedé en la puta calle.
Antífrasis, para ponderar. Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene!
Para enfatizar la ausencia o la escasez de algo. No tengo ni un puto peso.
Sodomita (que practica la sodomía).
Este último es un significado que hace énfasis en aquellas personas que no practican el coito pene-vagina. Y con los años se convirtió en una manera cada vez más despectiva para referirse solamente a personas homosexuales. Una pareja heterosexual que practique coito anal difícilmente es llamada de esta forma.
Otra de las palabras que se utilizan en esta canción es “marica”, en este caso la RAE afirma que es un término totalmente ofensivo para referirse a una persona gay.
Algunos señalan que es ridículo ofenderse por un disco que salió a la venta hace más de 20 años, debido a que el pensamiento social no era el mismo que ahora, por lo tanto no es correcto hacer una crítica al trabajo de Molotov. Sin embargo, durante el Siglo XX los ingleses colocaban propaganda en contra de aquellas mujeres que luchaban por su derecho al voto y en Estados Unidos se promovían los estereotipos contra personas de raza negra.


Que algo haya sucedido hace mucho tiempo no lo exenta de la crítica, al contrario, debería ser analizado con mayor detenimiento porque el progreso social se alcanza una vez que cuestionamos los errores cometidos en el pasado.
Es el momento preciso para preguntarse qué tan normalizado estaba el odio en el México de 1997 para que canciones como Puto adquirieran ese nivel de popularidad y si realmente se ha redefinido la manera de pensar en uno de los países más homofóbicos de América Latina.
Varios usuarios insistieron en que la palabra “puto” sólo es homofóbica si se le llama así a una persona homosexual, pero si es utilizada en un grupo de amigos cambia su significado, aunque no queda claro cuál es, no ofrecen una respuesta.
Es importante señalar que una charla, sin importar quiénes estén involucrados, no separa a la palabra de su significado original ni mucho menos hace desaparecer todo su peso histórico.
No importa si Molotov era una banda que criticaba al gobierno. El uso de términos despectivos no debe aprobarse sólo porque sean utilizados contra un político corrupto.
Tampoco es prudente glorificarlos por ser una banda irreverente a la que trataron de censurar y 20 años después lo vuelven a intentar. Los motivos de la crítica que se les hace hoy son totalmente distintos y las personas que decidieron entrar a esta discusión en redes sociales no son los acaudalados políticos que perseguían a la banda, son usuarios a los que malamente se les ha llamado generación de cristal.
Una estrategia sutil, pero efectiva si lo que se pretende es evitar la autocrítica. Yo puedo hacer un chiste racista y si alguien me señala lo puedo identificar como un adolecente de cristal, de esa forma acepto de manera no explícita que es él quien está equivocado, no yo. Ya no juzgo mis comentarios, no cuestiono mi nivel de empatía con los demás y mucho menos corrijo mi conducta.
Hay que ser críticos con lo que consumimos porque detrás de cada producto hay un mensaje.
Es común que canciones violentas tengan una rítmica que nos invite a bailar. De esa forma centramos nuestra atención en el sonido de los instrumentos y no en la letra. Los invito a escuchar con detenimiento Mi Cucú de Sonora Dinamita. Es una canción que cumple estas características y pocas veces se menciona que habla de una mujer a la que constantemente acosan.
Puede parecer muy gracioso decirle “puto” a nuestro amigo porque este término no tiene el mismo peso ni para él ni para mí. Nosotros jamás tuvimos miedo de ser señalados por nuestra orientación sexual o violentados por amar a alguien del mismo sexo. No crecimos hartos de que nos llamaran maricones en un país que nos considera escoria. Tampoco tuvimos miedo de ser perseguidos y apedreados hasta la muerte como Miguel Ángel Medina Lara, un joven veracruzano de tan solo 21 años.
Nuestra familia no nos dio la espalda porque nos gustara alguien y jamás supimos qué era despedirse de la persona que amamos con miedo a ser la última vez que la veíamos viva. Los heterosexuales vivimos en un maldito privilegio…
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