Lars y la chica real: una película que no dramatiza la soledad
- Jason Coronado
- 29 mar 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 18 jul 2020
Textos para pasar la cuarentena

Foto: IMDB.com
Texto: Jason Coronado
A mediados de la década del 2000 a la guionista Nancy Oliver se le ocurrió que sería interesante explorar una relación entre un hombre y una muñeca tamaño humano. Luego, a unos productores se les ocurrió que sería una buena idea darle el visto bueno para que se hiciera una película. Después, a ese mismo grupo de señores se les ocurrió que tal vez a Ryan Gosling le interesaría el papel protagónico, así que se lo ofrecieron, y para su sorpresa él aceptó. Así fue como en el 2007 se estrenó “Lars and the real girl”.
Ahora con la cuarentena que muchos hacen debido al coronavirus, sería pertinente que le echaran un ojo para ver que la soledad y el aislamiento no son tan malos. Quizás ambas cosas representan una oportunidad para hacer un trabajo de introspección.
La película comienza cuando Lars mira por la ventana desde el interior de un garaje cómo su cuñada va en dirección a él. Ella lo invita a comer, pero no va. En una ocasión en que sí acepta, lleva como invitada a una chica que acaba de conocer por internet. Su hermano Gus y su cuñada Karin quedan extrañados cuando acomoda en la mesa a una muñeca tamaño humano. La expresión que ambos tienen en sus caras hace un gran contraste con respecto a cómo miraban a Lars anteriormente.
El filme es bueno porque nos hacen pensar que una persona se aísla de los demás porque es retraída cuando en realidad no lo es. El personaje de Ryan Gosling no disfruta del todo estar solo. Hasta cierto punto sí se daba a entender que sí se sentía a gusto y se nota, pero él anhela más la compañía de una novia.
Es interesante ver cómo es que Lars aprovecha el espacio y objetos para establecer distancia entre él y otros. Como ejemplo está la puerta del garaje, las flores que utiliza para hablar con la mujer de la iglesia, el escritorio que está entre él y la recepcionista de la oficina e incluso utiliza su cubículo como un medio para no tener que dirigirse a Margo al voltearse hacia su computadora. También se puede ver que en tomas del principio no se muestra a Lars en frente de otro personaje; en la mayoría de esas hay un plano para mostrar a Lars y un contraplano para ver a otro individuo. Y si de casualidad hay una toma antes de los dieciocho minutos de película en la que el protagonista comparte cuadro con otro mientras interactúan, este va a estar de espaldas a la cámara y a distancia. Antes del minuto dieciocho de la película se nos plantea quién es Lars y quiénes son las personas que “más interactúan con él”. Luego de que Lars lleva a Bianca, la muñeca, Gus y Karin van a la cocina para servir los platos para la cena. Mientras ellos hablan, la cámara se tambalea un poco y se estabiliza mientras Karin trata de evitar que Gus se altere más. Es increíble cómo los realizadores utilizaron ese tambaleo como recurso para hacer que nos sintamos tan tensos como ellos lo están. Incluso el mismo encuadre nos hace sentir más incómodos porque prácticamente no hay mucho espacio en el cuadro ni mucho qué mirar; forzosamente tenemos que ver a los personajes.
Uno pensaría que por su timidez no se acerca a Margo, una compañera de trabajo que desde el principio ha demostrado interés en él. Sin embargo, hay ocasiones en las que se deja ver que Lars no disfruta del contacto verbal ni físico con otros.
Hay una escena que medio explica lo anterior: una psicóloga le pide a Lars que lleve a la muñeca a una revisión semanal y esas sesiones las aprovecha como terapia sin que él se dé cuenta. En una ocasión él le hace saber que cuando tiene contacto físico con otros, siente que se quema, pero eso no le ocurre cuando está cerca de Bianca. Desde ese momento ella trata de ayudarlo durante el resto de la historia para que poco a poco supere esa sensación de quemadura.
Sí fue una lástima que no se explorara más lo que sea que Lars padece. Cuando lo llevan por primera vez a una revisión, la doctora le menciona a Gus y a Karin que no sabe si realmente padece de una psicosis. Ella supone que Lars tal vez sufre de una ilusión y por eso cree que la muñeca es real.
Hay una duda que queda al final que no estoy seguro de que la hayan dejado de forma intencional. No me quedó completamente claro si en verdad Lars creía que Bianca estaba viva.
En el filme realmente hacen un esfuerzo para hacer creer al público que él sí la percibe como un ser humano. Sin embargo, después de la “muerte” de Bianca, como si nada pasara, invita a caminar a Margo, la chica que desde el principio había mostrado interés en él. Se me ocurren dos explicaciones para eso: en toda la película fingió que aquella mujer de plástico era real para dejar de sentirse solo o realmente creía que ella estaba viva y superó su “fallecimiento” muy rápidamente.
“Lars and the real girl” es un filme con una premisa extraña y tal vez el mismo concepto no debió de funcionar, pero con la actuación de Gosling hace que sea creíble. La película se presta a más de una interpretación y eso es una razón para verla al menos una vez. Ojalá que la gente aproveche esta cuarentena para prestarle atención a películas más pequeñas como esta.
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