Opinión, crítica y análisis | El Irlandés | ¡Pum! ¡En tu cara, Marvel!
- Braulio Pérez
- 2 dic 2019
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 18 jul 2020
Título original: The Irishman. Director: Martin Scorsese. Reparto: Robert De Niro, Joe Pesci, Al Pacino. Fecha de estreno: 15 de noviembre de 2019 (CDMX)

Tiembla Tony Stark, tiembla Thanos, tiembla Marvel, porque todos los involucrados en esta película han entregado algo de tal magnitud que ningún chasquido podrá “derrotarla”. Fueron casi 25 años desde la última vez que la icónica dupla De Niro-Pesci estuvo bajo la dirección de Martin Scorsese. Ahora están de regreso y la edad no fue impedimento para entregar un trabajo impecable.
Basado en el libro I Heard You Paint Houses de Charles Brandt, El Irlandés nos relata la vida criminal de Frank Sheeran (interpretado por Robert De Niro), un ex-militar que pasa de ser un transportista de carnes frías a ser el matón más reconocido dentro de la mafia de Filadelfia. Su larga trayectoria en su trabajo, así como la estima de sus superiores, lo llevan a estar involucrado en uno de los casos sin resolver más impactantes y enigmáticos en la historia de los Estados Unidos: la desaparición de Jimmy Hoffa.
James Riddle Hoffa fue una sindicalista estadounidense y uno de los hombres más poderosos durante las décadas del cincuenta y del sesenta, se le acusó de extorsión, fraude y relaciones con la mafia y fue arrestado en 1964. El 30 de julio de 1975 desapareció sin dejar rastro y hasta la fecha no hay una versión oficial y clara de lo que realmente pasó con él.

Más allá del recuento histórico y una nueva perspectiva de esos años, la película tiene muchos más mensajes y significados que van desde su narrativa, actuaciones, reparto, fotografía, hasta una disputa que va más allá de las pantallas: ¿qué es en realidad el cine? Es por eso que más que elogiar todos los detalles de producción de la película, en Canal Muerto analizaremos porqué los comentarios de Martin Scorsese acerca de Marvel Studios no son descabellados y lo que hace a El Irlandés una de las mejores películas en la historia del cine y probablemente la mejor de este año.
Capítulo 1 Saturación de capas

Después de que Avengers End Game se convirtiera en la cinta más taquillera en la historia y con la fecha de estreno de su nueva película cada vez más cerca, el director Martin Scorsese inició una polémica a principios de octubre, esto al declarar para Empire Magazine que las películas de Marvel Studios no son cine real. Ante esto miles de fans enojados querían una disculpa y no dudaron en enviar mensajes de inconformidad y odio a las redes sociales del director, así como menospreciar su trabajo, el cual calificaron de aburrido y poco relevante. De hecho, parecía que El Irlandés no vería la luz en un principio, esto porque ninguna productora quería cubrir el presupuesto que necesitaba, pero Netflix rescató este proyecto.
Desde hace casi 2 décadas hemos tenido un mínimo de 2 películas relacionadas con superhéroes cada año, de esos estrenos, Marvel Studios lleva siendo responsable desde hace más de 10 años, así que no se necesita ser un genio para darse cuenta quiénes lideran la taquilla y las grandes recompensas monetarias que trae poner a personas atractivas en trajes de spandex ajustados y una cantidad insufrible de pantallas verdes. Sin embargo, esto no hace a las películas de Marvel malas (aunque gran parte de ellas sí lo son), son repetitivas y mediocres, gracias a ellas todos los estudios quieren imitar esa fórmula que deja ganancias millonarias.

Para muchos el cine es prácticamente arte, si bien las películas de Marvel tienen todos los elementos que se supone deben tener las películas, lo que no tienen son peligro, suspenso, verdaderos plot twists, son un simple dulce que cumple la función de complacer a la audiencia y ya. Muchas de esas películas se han regrabado sólo para complacer a sus "fans". Debido al poco espacio de distribución para proyectos que no sean basados en algún cómic, muchos directores y guionistas que inician su carrera la ven terminada casi al instante, ya que no cuentan con la inversión de una productora.
El objetivo del arte es llegar a tantas personas como sea posible para que cada quien dé su interpretación y deje que las emociones broten, y es verdad que hay emoción en las películas de los enmascarados del ratón, pero acaparan tantas salas en todos los cines de casi todo el mundo que eso limita al público de ver cosas nuevas. Si ves Ironman dentro de 10, 5 o 2 años, siempre verás la misma historia como cuando eras un infante, será la misma perspectiva, no hay espacio para la interpretación, en cambio El Irlandés es una historia que cada vez que la veas entenderás, sentirás y apreciarás diferentes cosas. Eso hace una verdadera película, eso es lo que se supone deben de hacer.
Capítulo 2 That’s Life
Las películas de Marvel tienen enseñanzas, valores y moralejas para un público infantil, no porque los superhéroes o los cómics sean infantiles, sino porque el verdadero dueño de las ganancias de esas películas hace largometrajes para los niños, tiene una audiencia segura y por lo tanto un status quo que mantener. Si las nuevas generaciones crecen rodeados de puro contenido infantil e ignoran historias más crudas y ciertas hasta sus veintes, no tendrán el criterio ni la solidez mental de afrontar la más innegable verdad de la vida: no existen los superhéroes, no hay finales felices. Por qué ver una historia de mafia, viajes espaciales de introspección, terror psicológico, bélica o cualquier otra, cuando puedes ver la misma historia una y otra vez del tipo que obtiene poderes o habilidades nuevas y se convierte en héroe. Pueden tapar el sol con un dedo si así son felices, pero eso ya no es cine… es mera producción en masa y mercantilismo.
Parecía imposible hacer una película de superhéroes que no proyectara enseñanzas dignas de cuento de hadas u otra que vaya a un público adulto por algo más que bromas sexuales o violencia explícita. Pero una película importante hizo posible todo eso y dejó aún más en evidencia la notable repetitividad que señaló Scorsese: JOKER.

Scorsese fue productor de la que ahora se cataloga como la mejor película en el género de superhéroes. De hecho, es muy notable toda la influencia de su filmografía en Todd Phillips (director de Joker). Con la historia del payaso príncipe del crimen en la pantalla grande quedó claro que el cine de superhéroes puede innovar y que prácticamente nos hemos sumergido en mediocridad los últimos 10 años.
Las películas tan sosas a las que nos tienen acostumbrados las productoras, han propiciado que historias tan icónicas y desafiantes como Matrix, por ejemplo, sean impensables de hacer hoy en día, aunque ya hayan anunciado su cuarta entrega, pero no necesitamos más Matrix, necesitamos más películas tan profundas y desgarradoras como lo fue esa trilogía. Viven de hacer secuelas, precuelas, reboots, remakes, universos cinematográficos, etc. Si la industria del cine tiene el presupuesto para hacer una mediocre secuela de Spiderman con Tom Holland, pero no para la adaptación de uno de los mejores libros de la mano de uno de los mejores directores de cine, tal vez algo está mal, ¿no lo creen?
Capítulo final “He oído que pintas casas”

El Irlandés de Martin Scorsese es la obra más personal y ambiciosa de este director, cuando un artista crece, madura y cambia, su obra lo hace con él, ese cambio podrá tener tal vez los mismos temas, pero con una mirada diferente cada vez. Si bien esta cinta puede tener el mismo espíritu de otras películas de su director, no es la misma perspectiva con la que ha manejado el tema de la violencia o la mafia, es decir, no tiene la misma frialdad que Casino (1995), el exceso y agresividad de Goodfellas (1991), la oscuridad de Taxi Driver (1976), la ambición de The Wolf of Wall Street (2013), etc.
En The Irishman tenemos a un Scorsese más reflexivo, que humaniza a sus personajes y nos hace entender por qué hacen lo que hacen. Los momentos violentos pasan a segundo plano, ya no son musicalizados o editados con cortes de cámara que los hagan dinámicos. Es la construcción de un ambiente violento y hostil, pero a base de suspenso y no de sangre; tensión y miedo provocado por algo que no se podemos ver.

El protagonista, Sheeran, no es un mafioso importante o muy buscado, es un empleado perteneciente a un grupo criminal con el poder de deshacerse de un presidente. Toda su vida narrada por él mismo en sus últimos momentos de soledad y vejez convierten a la película en un viaje de introspección que nos permite empatizar con el personaje, mas no aprobar sus acciones. La perspectiva que se maneja termina por hacerte pensar dos veces cuál será el pasado del próximo anciano solitario con el que te topes por la calle. En cierto modo, debido a que tanto el director como los actores principales tienen casi o más de 50 años de carrera, es un mensaje de lo que significa saber que el final está cerca y que más allá de los uniformes u oficios, todos vamos al mismo lugar. Los actores hacen un trabajo impecable, en especial Joe Pesci, quien no había actuado desde 1998.
A diferencia de otras historias sobre mafia que este director ha realizado, ahora resalta elementos y circunstancias que en otras producciones sólo tenían una función complementaria o de relleno. Por ejemplo, la relación padres e hijos, la soledad y las consecuencias de seguir órdenes, durante todo el filme se recalca la relación que Sheeran tiene con sus hijas y cómo es que todas sus decisiones son un peso con el que no sólo debe cargar él, sino también sus seres queridos. Ese tipo de vínculos y relaciones no habían sido explotados por el director en películas de este tópico, eso da una solidez dramática a la cinta, pero sobre todo a los personajes.

La duración de la cinta (tres horas y media) no representa gran problema por la puesta en escena y la fotografía (las cuales son impecables), todos los elementos en cada secuencia tienen una razón de estar ahí, la tomas y diálogos son importantes para la comprensión del espectador, es lo que envuelve al mismo y lo ayuda a comprender el contexto histórico en el que se desarrolla la cinta. La película no busca aclarar el misterio de Jimmy Hoffa, es un análisis de cómo el poder lo es todo para unos pocos y siempre afecta a muchos otros.
Es una especie de deconstrucción de género lo que el director hace con The Irishman, una reasignación de valores a lugares comunes a los que otras películas como The Goodfather o Goodfellas nos han acostumbrado. También es una mirada al pasado, la cual nos deja enmudecidos al ver el final de nuestro protagonista y nos hace pensar, “¿para quién o qué hizo todo eso entonces?”

En fin, si hay alguien que puede opinar en cuanto lo que es o no verdadero cine, ese es Martin Scorsese y con este nuevo filme sostuvo lo que dijo, ¿por qué? Porque es abrumador, pesado, trágico, se toma su tiempo para contarte la historia que debes saber y no la que quieres escuchar, no tiene que complacerte. Pero sobretodo pone al espectador a hacer algo que la industria de Hollywood cada vez se niega más, ya sea por miedo a perder ganancias, porque no es rentable para una secuela o porque simplemente no es para toda la familia o incluyente… la nueva película de Martin Scorsese pone al espectador a reflexionar. Eso es cine.
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