Crítica | Star Wars: Episodio IX – El Ascenso de Skywalker | Nunca complazcas al fandom
- Braulio Pérez
- 21 dic 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 jul 2020
Título original: Star Wars: The Rise of Skywalker. Director: JJ Abrams. Reparto: Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega. Fecha de Estreno: 20 de diciembre de 2019 (MX)

La saga de ciencia ficción y fantasía más importante de los últimos 40 años ha llegado a su fin, después de mucha incertidumbre con respecto al desenlace de esta mítica franquicia el resultado sólo prueba una cosa: los fans no saben lo que quieren. Porque, a diferencia con Marvel, Star Wars es una saga tan arraigada en la cultura popular que para muchos es una religión, literalmente. Y si intentas darle gusto a todos, entregarás un producto a medias.
Luego de que en 2017, Rian Johnson trajera uno de los episodios más divisorios en la historia de La Guerra de las Galaxias (Los Últimos Jedi) desde El Imperio Contraataca en 1980 (porque sí, en su momento causó revuelo y enojo por parte de los fans), todo el fandom se dividió con respecto al rumbo que tomaría este último episodio. Sin embargo, a diferencia de hace casi 4 décadas, las quejas de los fans no habían sido tan desacertadas al punto de provocar una total reestructuración de guion y dirección.

El estudio de Lucas Film se vio sometido bajo la desesperación de la casa del ratón por tratar de complacer a los “fans de hueso colorado” que con pucheros y berrinches querían que todo siguiera como siempre había sido para ellos. Todo eso provocó que removieran a Johnson de la silla de director y trajeran de vuelta a Abrams (quien dirigió el episodio 7) con una reescritura de guion. El resultado fue una película apresurada, llena de fanservice y preocupada más por “arreglar” lo que al fandom no le gustó, que por contar y cerrar una historia. Demostrando una vez más, que Disney no le gusta correr riesgos y prefiere el status quo.
The Rise of Skywalker tiene uno de los inicios más apresurados, todo esto con la finalidad de justificar la reaparición del villano principal de la saga: El Emperador Palpatine. Parecía que tendría todo el sentido del mundo, después de todo, es quien movía los hilos en las anteriores dos trilogías, pero cae en agujeros de guion al utilizar elementos del canon actual que sólo se han visto en series, libros o cómics, por lo que una gran parte de los espectadores no podrán entender de dónde salen ciertas cosas o por qué algunos personajes hacen lo que hacen, esto sólo debilita el argumento de la cinta y la hace aún más inaccesible para los que no son de hueso colorado.

A diferencia de los anteriores dos episodios entregados, en esta película hay una carencia de emotividad y adrenalina en los que se supone son los momentos más importantes, eso también es debido al ritmo tan acelerado que tiene y el poco desarrollo que tuvieron muchos de los personajes. Bastantes de los arcos secundarios, tanto de la Resistencia como de la Primera Orden tienen un final abrupto e insatisfactorio. Personajes que podían contribuir más a esta nueva trilogía son desperdiciados para dar cámara a los viejos que poca o nula conexión tienen con la nueva audiencia. Y aun así los cierres de los personajes clásicos tampoco son sólidos o coherentes.

Hay que aclarar que no es un mal episodio o el peor de toda la saga, lo mejor que tiene es su tercer acto y el desarrollo y cierre de sus dos protagonistas: Kylo-Ren y Rey. El primer aspecto es por toda la tensión y desesperanza que sufre la Resistencia al llegar la batalla final y la gran química de los actores nuevos con los de la trilogía original dan una sensación de familiaridad que encanta y sobrelleva toda la película. En cuanto Ben Solo (Kylo) y Rey, desde el inicio de la nueva trilogía en 2015 se les establecieron ciertos aspectos de su personalidad que fueron desarrollándose y permitieron que sus respectivos cierres fueran de los mejores que haya tenido cualquier otro personaje en toda la saga. Sin embargo, al ser el final de la saga de los Skywalker, no se sintió como el verdadero final para el resto de los nuevos personajes, aún quedaron cosas sin resolver; hay una sensación de vacío.

En resumidas cuentas, el triste intento de Disney por tratar a la saga de Star Wars como lo hace con sus películas de superhéroes, es decir, complacer y dar un bello final para todos para que sigan gastando en sus productos y le den otro #1 en taquilla, provocó que nos entregaran un final que los fans creían querer, pero no el que la saga merecía. Ese es el riesgo y las consecuencias de producir historias para niños y no contar algo más arriesgado y épico que deje una sensación de satisfacción. Este fue un final agridulce.
Hasta pronto, viejos y nuevos amigos. Que la fuerza los acompañe.
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